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EL LAFC me hizo una oferta que no podía rechazar

EL LAFC me hizo una oferta que no podía rechazar

Mark Delgado, centrocampista del LAFC, analiza su carrera con Vívela en puertas de su primer Mundial de Clubes
EL LAFC me hizo una oferta que no podía rechazar
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La suya no es la sonrisa ni la actitud de un traidor. Es cierto que le colgaron ese cartel cuando salió del Los Angeles Galaxy el año pasado rumbo al archienemigo local, el LAFC, pero Mark Delgado es más bien lo contrario. Destila humildad y buena actitud.  Sobre ese cambio de camisetas explica que el momento de dar un giro en su carrera, mejorar su contrato y encontrar un equipo que realmente le valorara. En su nuevo conjunto se siente como en casa ante la que dice, es, la mejor afición frente a la que ha jugado nunca. 

Posando frente a la nueva camioneta lowrider de Ford, la Lobo, en un evento organizado exclusivamente para Vívela, Delgado (Glendora, California, 1995) le da un repaso a su carrera desde los inicios, sus aspiraciones y lo que significa jugar un torneo único como el Mundial de Clubes que arrancó en junio en Estados Unidos.  

¿De dónde nace tu pasión por el fútbol?

Mi padre veía siempre los partidos de la Liga MX, Chivas, Cruz Azul, a veces América, y yo me fui aficionando. Recuerdo las narraciones en español, aunque mi español nunca ha llegado a un nivel muy alto, me llamaba la atención. Mis hermanos mayores también jugaban. Y hasta mi padre jugaba. 

¿Qué tal lo hacía?

 Ahí, más o menos (dice entre risas), un defensa que le echaba ganas. 

¿En qué momento decidiste que eras lo suficientemente bueno para dedicarte al fútbol profesional?

Creo que fue con 15 años. Fui a Florida con el equipo nacional con un programa de residencia y acabé decidiendo fichar por Chivas USA.

¿No te dijeron tus padres que estudiaras en lugar de dedicarte al fútbol?

Sí, pero me apasionaba el juego. La escuela nunca fue algo que realmente disfrutara. Quería llegar lejos con el fútbol, lo más lejos que pudiera y era de los que dormía con mis zapatos de fútbol.

¿Recuerdas tu primer partido? 

Sí, claro. Fue en Vancouver. Estábamos perdiendo y de repente el entrenador me llamó. Me quedé en shock. Acabamos perdiendo, pero fue un momento que nunca olvidaré.

Empezaste en Vancouver y terminaste también en Canadá, en Toronto. ¿Cómo fue esa experiencia? 

Fue un gran cambio. Nací y crecí en California, y aquello es muy diferente. Hacía frío, no estaba mi madre para hacerme la comida o lavarme la ropa, y tuve que adaptarme porque solo tenía 18 años. Me obligó a madurar más rápido.

¿Cuánto crees que has evolucionado como jugador desde entonces? 

Mucho. De niño pensaba que lo sabía todo, pero no era así. Ahora pienso que si hubiera sabido lo que sé ahora, podría haber tenido una carrera mucho mejor. No quiero decir que haya tenido una mala carrera, pero habría estado en un algún lugar distinto. 

El momento más complejo de tu carrera fue el cambio del Galaxy a LAFC. ¿Qué te llevó a tomar una decisión tan delicada? 

Tras ganar un campeonato con el Galaxy, sentí que me tocaba una subida de sueldo, pero por desgracia las reglas de la MLS lo impidieron y no había dinero. No me dejaron otra opción que explorar el mercado, con la suerte de que el LAFC me abrió la puerta y me dio la bienvenida. Me hicieron una oferta que no podía rechazar. Me hicieron sentir importante y seguridad. Además, he encontrado la familia que buscaba, con los mejores fans con los que he jugado nunca. 

¿Qué te parece el nuevo Mundial de clubes? 

Es una oportunidad única el jugar contra equipos top y algo que pensé que no nos iba a llegar. Me hace mucha ilusión jugar contra el Chelsea, y espero poder mostrar lo que soy capaz de hacer. 

Es posible que se decida el Balón de Oro en este torneo. ¿A quién se lo darías?

A nivel individual, a Lamine Yamal, pero por mérito colectivo y liderazgo, me voy con Dembelé.